NERON 8 DE ENERO DE 1099

1098
Eran finales de diciembre, la guerra contra un Rey Bárbaro del este, había dejado muchos hogares sin maridos, sin padres, sin hermanos, sin hijos… y lo peor de todo, había dejado las arcas del imperio vacías, con un pueblo muy descontento… y el Príncipe para alegrar a su pueblo de estas desgracias estaba a punto de iniciar los festejos de año nuevo, cuando de repente un mensajero en su caballo llego irrumpiendo en el palacio a toda prisa;

-Mensajero: abran paso! Abran paso! Tengo noticias para mi señor!

-Príncipe: ¿pero que sucede humilde hombre? [El príncipe se encontraba totalmente desconcertado]

-Mensajero: mi señor, al sureste hemos visto llegar tropas a nuestras costas, al parecer son miles! se podría decir que son alrededor de 10,000 hombres montados en caballos y se están dividiendo, al parecer vienen bien equipados y listos para la batalla

-Príncipe: ¿tropas enemigas? ¿En nuestras fronteras? Como es posible eso… pero como dices, solo 10,000 jinetes?, si el Rey Bárbaro puede enviar 20 veces más de tropas...

-Mensajero: de seguro mi señor, solo viene a aterrorizar al pueblo y tomar un poco de represalias por los ataques y saqueos realizados en su contra

-Príncipe: si es así entonces, ayúdame humilde hombre a reclutar a todos los hombres disponibles, a todos aquellos que puedan entrar en combate, pero ya, ahora mismo!

-Mensajero: Si mi señor! [El hombre sale velozmente a las calles del pueblo para empezar su misión]

-Príncipe: Guardias! Preparen mi armadura, mi espada y mi caballo, que yo marchare junto a estos hombres al campo de batalla!

Una vez reunido el ejercito, el Príncipe emprendió el viaje junto con sus hombres hacia las costas, abandonando las fiestas de año nuevo y también a su doncella en el castillo, prometiendo regresar sano y salvo a su lado…



1099
Era 2 de enero, un día como cualquiera, un día soleado, donde se podía ver el sudor de los soldados correr por su frente, el Príncipe y sus hombres se encontraban cerca del enemigo; el Príncipe se encontraba en un estado de sed de batalla, pero sus hombres, se encontraban un poco desmoralizados, con el temor de no poder volver a su hogar con sus familiares . Al día siguiente, al llegar a las costas, observaron como un poblado estaba ocupado por tropas del Rey Bárbaro, así que ferozmente emprendieron el ataque hacia las tropas enemigas, después de unas horas, el Príncipe y sus hombres consiguieron la victoria, con la retirada del enemigo… y lo mismo sucedió con los otros poblados que estaban ocupados. Después de la expulsión del enemigo, los soldados festejaban eufóricos, con brincos, gritos y obviamente con aguamiel; pero el Príncipe, solo observaba, mas no festejaba, pues estaba consciente, que iban a regresar, y ahora no 10,000 jinetes, sino, muchos más, con un sentimiento de rencor y de venganza, cosas que resultarían ser muy peligrosas…